El Abuelo Sol: el fuego
En gran parte del mundo, el Sol se ha abrazado y se abraza como uno de los espíritus más poderosos. Porque lo es!
La adoración del fuego y el culto al sol es una particularidad de casi todas las culturas. Es la luz que ilumina el camino.
Quien tiene una buena conexión con el elemento fuego obtiene la paz mental, la claridad y el conocimiento.
Es el elemento de transformación por excelencia; se considera que si atravesás el fuego, transmuta la condición humana, esto significa que quemás cualquier apego a esta vida y vivís en la libertad del ser.
El Abuelo Sol representa la vida; limpia, transforma, dinamiza y libera cualquier tipo de energía.
El fuego tiene el poder de reunir una comunidad, fijate que todo el mundo se acerca o reúne alrededor de cualquier fogata.
El Fuego es el Sol mismo y preside, desde el centro, muchos de los círculos ceremoniales y rituales nocturnos de nuestros pueblos.
El Fuego representa la luz, y es por eso que trabajar con él, se equipara a dar luz interior a cualquier proceso: ilumina y permite ver qué hay más allá de la sombra.
Se necesita mucho corazón y mucho fuego interior para llevar a cabo los sueños.
Con la conexión con este elemento, podés contactar para pedirle que su fuerza entre en vos y encienda tu fuego interno, ese fuego que queme impurezas, carbonice las oscuridades de la sombra. Que te alumbre sobre algún asunto oscuro o te guíe en la toma de decisiones.
Los valores del elemento fuego son: Creatividad, inspiración, eficiencia, optimismo, productividad, vitalidad, amor por la libertad y nobleza.
La conexión con el sol / fuego nos facilita purificar y transmutar, porque todo lo que pasa por el fuego, necesariamente cambiará de forma.
Cuando querramos sanar algo— ya sea una emoción o situación— usaremos el fuego, en este caso, ni humo, ni hierbas, siempre usaremos una llama.
Con el fuego purificamos espacios y damos luz, eliminamos cualquier energía bloqueada. Igual como le entregamos nuestras emociones a nuestro Animal de poder, en este caso, recogemos la energía en forma de pensamientos o emociones que queremos eliminar y lo entregamos al fuego, él sabrá qué hacer.
Encendé una vela y observá cómo se mueve. Al poco tiempo de mirarla entrarás en un estado profundo de calma. Meditá con fuego. Sé fuego, y que quemen todos los bloqueos que arrastrás.
Antes de empezar con la primera conexión con el fuego, nos prepararemos para recibirlo:
Hacé unas respiraciones profundas; inspira y expirá haciendo ruido, y cuando inspires notá que el corazón se pone de color rojo y el rojo se extiende por todo el cuerpo.
Llevá la respiración al corazón y dejá que las arterias se llenen de rojo, de luz, de la fuerza del amor.
Es un rojo de vida, nos relaja y nos sana; arterias, venas y vida.
Imaginá el sistema digestivo todo de color rojo, que sana y se ilumina, se llena absolutamente de vida.
¿Sentís un poquito de calor? Es vida, es circulación; dejá que el rojo regenere.
Saná, relajá, soltá, revitalizá, llená.
Inhalá y exhala mientras sentís el latido del rojo por todo tu cuerpo.
Cuando los ojos están estables, tu mente también lo hace, si los ojos están fijados en un solo lugar, es imposible que la mente divague.
Asique, dejá los ojos apenas entreabiertos, y mirando directamente el fuego o el sol, invocá al espíritu del fuego y pedile que te deje conectar con él.
Sentirás un sí o un no. Debés aceptar cualquiera de las dos respuestas.
Podés usar la energía del fuego, por ejemplo:
Para transformar la energía de un lugar:
Conectá con el fuego de la vela de la forma que te enseñé recién. Decile que querés limpiar de energía negativa el espacio, ó activar la energía del amor que hay en el lugar, el resultado es exactamente el mismo, pero la connotación del pedido no; podés hacerlo partiendo de lo positivo o de lo negativo. Todo está bien.
Para hacerlo, podés dejar en un lugar fijo la vela programada con la petición; utilizar una chimenea con esta intención, o podés pasearte por el espacio con la vela centrándote en los rincones. Cuando sientas o quieras apagarla, lo hacés y ya está.
Para Transformar las emociones:
Conectá con el fuego, ya sea una vela, una fogata o el abuelo Sol, y le pedís que queme todo lo que no te allana el camino, o que active tu capacidad de hacerte la vida fácil. Lo que quieras. Todo está bien.
Podés sentir como el fuego entra en vos y hace limpieza, o podés imaginar que entrás en la fogata y bailás con el fuego mientras te volvés ligera como el humo, o incluso que te consumís entera y volvés a renacer con el poder de la luz…
Usá la imaginación para romper la barrera mental. ¡Experimentá!
Usar el fuego como Oráculo:
Cuando queremos aportar luz a alguna decisión, conectamos con una vela que puedas llevar de un lado a otro. Hacés el pedido al fuego, qué es lo que querés aclarar, ó qué es lo que necesitás decidir, y sin quitar la mirada del fuego te paseás de forma automática por el espacio donde estés.
La respuesta en general será muy clara. Te vas a dar cuenta.
¡Quemá (virtualmente) sin miedo, todo aquello que no te deje sentirte plena!
Gracias por leer hasta acá! Espero que te haya gustado y volvemos a encontrarnos en breve!
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